Cómo ligar: del teléfono analógico al tinder pasando por messenger

Creo que ligar en siglo XXI es sumamente más difícil en comparación con los años 70 o 80, cuando mis padres se encontraban de lleno en el mercado, y ya no digo en los años 50 o 60, cuando eran mis abuelos los que buscaban a un marido o a una esposa para formar una familia. Algunos dirán que era aburrido, encorsetado y previsible, pero también se ahorraban muchos disgustos y malentendidos.

En el siglo XXI hay muchos estados sentimentales o no sentimentales posibles y, por falta de comunicación, no todos los implicados tienen la misma percepción del estado en el que está: nos estamos conociendo, estamos liados, hay algo pero nada serio, estamos saliendo, nos acostamos, somos amigos con derecho a roce, somos pareja formal o estamos casados, lo acabo de dejar y estoy hech@ caldo o estoy solter@… Hay tantos estados que el mundo del ligoteo y, por extensión, de la pareja que todo ello adquiere un estatus de complejidad hiperbólica.

Sin embargo, por otro lado, muchas veces pienso que qué suerte que soy millenial, aunque de las muy muy mayores, porque creo que no hubiera sabido desenvolverme bien en la época de ligar 100% analógicamente, aunque como todo tiene su cara y su cruz.

Época teléfono fijo: Mi admiración por el valiente – en ese momento era más el tío por pautas de comportamiento sociológicas absurdas- que tenía que llamar a casa de los padres para hablar con la chica y pedirle ir a tomar algo. Realmente, en ese momento se lo curraban y no se mojaban si realmente no había un interés real. También mi admiración por la pobre chica a la que llamaban porque toda su familia se enteraba que tenía una cita.

Época SMS: al menos ganamos en discreción y se mareaba poco al personal – ibas al grano, claro que perdía la magia del coqueteo- porque si, por ejemplo, eras universitario no te podías permitir enviar demasiados mensajes. Recuerdo que en la universidad estuve mandándome una tarde a saco de mensajes con un tío – lo recuerdo súper divertido y emocionante- pero después me tocó restricción de saldo el resto del mes porque no me salían las cuentas. Y cuando recibías un SMS de un tío que te molaba era tan tan guai que ese subidón te duraba una semana.

Época Messenger: es coetánea con el SMS. Lo mejor era que podías escribir sin restricción de espacio ni saldo – solo era necesario conexión a internet que no era tan accesible como ahora, no había wifi- y podías hablar de temas y proponer cosas que de voz o a la cara no te hubieras atrevido. Una revolución absoluta. Claro que el tío en cuestión tenía que estar conectado en el mismo momento que tu (no siempre ocurría), aunque le podías enviar un mensaje a su hotmail.

Época Facebook: mejoraba a su predecesor. Podías hablarle en el chat, dejarle un mensaje y, además cotillear sus fotos y sus gustos para saber mejor cómo era y si realmente había “matching”. Conocías a alguien, no te pedía el móvil o no te atrevías a pedírselo, pero le agregabas al Facebook que era un modo de estar en contacto, pero sin ser tan invasivo.

Época whatsapp: creo que la llegada del teléfono inteligente fue la segunda gran revolución para el ligoteo. Chatear con alguien en el bus, en la cama, en un descanso del curro, enviarte fotos, gifs… Ayuda a tantear el terreno, a conocer mejor al otro, ver de qué palo va, si tiene interés o no… y no esperar a que el destino os haga volver a coincidir o que uno de los dos fuerce a que ocurra un segundo encuentro. Conseguir el número ahora es más fácil porque si estáis en un mismo grupo de whatsapp puedes cogerlo e inventarte cualquier excusa para escribirle. Tener iniciativa con el whatsapp es más fácil.

Época instagram: como el Instagram de mucha gente parece un catálogo de modelos – tanto hombres como mujeres-, a veces incluso me pregunto si la persona que sale en Instagram es la misma que yo conozco, muchos acaban buceando por los perfiles en abierto y envían un mensaje a quién le mola – claro que todo se basa bastante en el físico-. Sé de gente que se ha conocido así, o al menos ha tenido un lío.

Época tinder: hoy en día el 40% de las parejas se conocen a través de las aplicaciones y Tinder es la estrella. Es una simbiosis de los otros dos canales coetáneos: tienes las fotos de instagram y el chat tipo whatsapp. La ventaja es que solo hay personas que buscan conocer a alguien, aunque no siempre del mismo modo.

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