Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus

Durante unos Reyes Magos de mi adolescencia, mi madre regaló a mi padre un curioso libro, Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, un bestseller de John Gray para entender a la pareja. Cuando mi padre abrió el regalo su cara no mostró mucha entusiasmo, más bien apatía, y el libro quedó sin leerse (al menos por parte de mi progenitor XY) en la estantería del despacho de casa de mis padres.

Hace un años estuve tentada a leerlo, abrí sus páginas en busca de algunas respuestas al comportamiento de un chico del que me colgué un poco (o, mejor dicho, bastante). Pensé que me ayudaría a ver mis fallos en relación al sexo opuesto – quizá no tenga mucha mano izquierda con ellos- o a entender mejor el prototipo masculino (mi hermano dice que soy el prototipo tópico de tía, así que son normales las interferencias en la comunicación con un marciano).

AnnieHall_IsaPiBlog

Leí algunas páginas del libro y se me pasaron las ganas de tener pareja. Gray anotaba tantas situaciones posibles de fricción y pautas de comportamiento con tantos matices que pensé que yo no estaba hecha para tener pareja y que en el fondo convivía muy bien con la soltería ¿por qué complicarse la vida? Pensé que el problema estaría en mi origen, que no era ni de Marte ni de Venus sino muy de la Tierra y quizá mi sitio en el mundo era sin un acompañante vital. Así que hice un poco como mi padre – aunque yo al menos lo intenté- y lo dejé en la estantería del despacho de casa de mis padres.

El año pasado vi varios anuncios de la adaptación teatral del libro en el Club Capitol de Barcelona. Para mis adentros, pensé que tenía que ir para sacarme la espinita, además con hora y media tendría un resumen de todo ello y firmaba la adaptación Paco Mir del Tricicle, así que no podía defraudar. Sin embargo, como me pasa muchas veces, digo que haré algo y no lo hago porque el tiempo se me echa encima y la temporada terminó sin satisfacer mi deseo.

ElsHomesMartDonesVenus_IsaPiBlog

Debido al éxito de público, este año ha vuelto a la oferta cultural barcelonesa con un nuevo actor, Jordi Díaz (de las series El cor de la Ciutat o Isabel) como hombre de Marte instructor. Sin pensármelo dos veces, el jueves pasado fui. Me encantó. Me reí y pensé que la próxima relación voy a triunfar. Hombres treintañeros solterossi es que todavía quedan- preparaos que la experta Isa Pi está aquí.

Muchos dirán que el contenido de la obra y del libro juega con tópicos y un poco sí (cada persona es única e irrepetible), pero estoy muy segura que del grupo de gente que estábamos allí nos vimos reflejados en más de una situación y además nos reímos de ello (uno de los ejercicios más sano para cualquier relación).

Sin querer desvelar nada importante de la obra, me quedaría con que muchas veces damos al otro lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros/as, pero el otro da importancia a cosas que a nosotros/as nos parecen una tontería. El resumen sería algo así como que las mujeres somos un jardín al que le gusta que le cuidan, le mimen y esten pendiente de ella, mientras que el hombre es como un delfín al que hay que darle un objetivo y un premio para motivarle y que se sienta valorado. No negaré que aunque seamos muy de Venus también tenemos cosas marcianas (no somos una caricatura) pero lo más importante es que tengamos los pies en la Tierra sin dejar de soñar, claro.

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