Hoy me voy a poner dulzona. Tengo Antes del amanecer en mi mesilla de noche y me está afectando. Sí, amores románticos pre universitarios pero quizá tengamos que recuperar un poco de esa inocencia, pureza e ilusión si queremos enamorarnos, compañeras solteras de la faz de la Tierra. A partir de ahora será mi nuevo leimotiv, a ver si en verano surge algún enamoramiento (a poder ser no pasajero) entre playa y piscina; mejor dicho (de momento) entre aire acondicionado (trabajo) y ventilador (casa).
El enamoramiento en su dosis extrema es brutal pero puede tener efectos fatales, a menos que seas una persona fría, racional y con un gran dominio de uno mismo (no es mi caso). El enamoramiento te lleva a actuar como una persona poco inteligente, sin personalidad ni estrategia vital, pero qué importa en ese momento. Aquellos que no creáis en el amor y en las mariposas en el estómago, no continuéis leyendo porque este contenido os puede parecer demasiado subido de azúcar y os puede dar un ataque diabético.
Cuando alguien está enamorado está como poseído. Nada es lo mismo. No entiende cómo podía ser feliz antes; cómo podía vivir sin saber de la existencia del otro. El trabajo, los amigos, la familia, las aficiones, los objetivos han pasado a un segundo plano; y el otro se convierte en el centro de las prioridades. Suerte que el enamoramiento “modo yonqui” no dura siempre porque no rendiríamos en el trabajo, los amigos dejarían de hablarnos y moriríamos de hambre y de sueño.
John Paul Young define a la perfección este estado emocional en la canción Love is in the air. Cuando digo “estar poseído”, no es una metáfora, sino algo literal. Como describe la canción de Young: “En cada suspiro, en cada sonido, en el rugido del mar, en el susurro de los árboles, en el aire, en el sol ahora mismo reside el amor, según mi modo de percibirlo. Y no sé si simplemente estoy soñando, si estoy siendo tonto, no sé si me siento cuerdo, pero es algo en lo que debo creer y no puedo evitar”.
En mis estados de enamoramiento – apenas me acuerdo ya– mi boca dibuja una sonrisa permanente. No tengo hambre, no puedo dormir e ir de compras me parece banal. Me salto paradas de metro, me olvido del guión, me equivoco a la hora de leer el teleprompter, pierdo el tranvía y llamo a mi compañero de curro con el nombre del susodicho. Todo es accesorio menos el otro. Cuento las horas para volverle a ver y revivo cada minuto que hemos pasado juntos. No me extraña que la literatura, el cine, las canciones hablen de enamorarse. Es precioso.
El enamoramiento es una droga. Hay gente adicta a él (todos en el fondo) y busca estos sentimientos pasajeros continuamente. Así surgen los tarzanes de las relaciones (hilvando relación con relación / rollo con rollo). Otros confunden en el enamoramiento con el amor. Yo la primera en liarme. Este último es más profundo, fruto del tiempo de convivencia y exige compromiso (es muy exigente), a mi modo de ver.
Una vez vi un documental en La 2 en la que mostraban una pareja americana que llevaba muchísimos años casada y seguía locamente enamorada como el primer dia. Los médicos decían algo de unas conexiones cerebrales para dar una razón lógica a ese embobamiento permanente que dura pasada la cincuentena. ¿Alguien sabe activarlas? Si alguien vio ese documental que me lo diga porque es real, no me lo invento.
Me pregunto si este estado de enajenación que dura unos cuatro meses, según los expertos en la materia, puede repetirse en la treintena.¿Es posible volver a sentir esas mariposas en el estómago, ese latido del corazón acelerado y loco cuando, con el tiempo, se pierde inocencia e ilusión y los fracasos sentimentales hacen mella en nuestro corazón? ¿O es sólo algo de la adolescencia y de la veintena?
Sólo sé que, a los 30, los solteros interesantes son una especie en peligro de extinción, que da miedo volver a enamorarse y no sentirse correspondida o que el otro se aproveche de esta fase del amor que te deja indefenso y voluble. También me parece mucho más difícil “caer en el amor” – como dicen los anglosajones –, ya no surge de modo tan espontáneo quizá porque, por precaución, cerramos el corazón bajo llave para no sufrir la resaca que, normalmente, da enamorarse.
Sin embargo, en el fondo (por eso seguimos en el mercado) tenemos la esperanza de que vuelva a surgir esa emoción ilógica en el interior pero, por favor, que de una vez la resaca valga la pena.
Me ha encantado ;)
Un beso!!!
Muchísimas gracias! Un beso
Los actuales 30 son los antiguos 20. Y aunque parezca mentira por lo que nos quieren vender el cine, la tele, las novelas...hay gente de esa edad que nunca ha tenido una relación, ha tenido una o dos o a pesar de los latigazos pasados conserva una mijita de inocencia y de ilusión.
No es que queden pocos solteros interesantes, es que conforme crecemos y maduramos tenemos más claro lo que queremos, sube nuestro listón y afinamos un poco más. Somos más tolerantes con algunas cosas (si el chico es de Nesquik y nosotras de Colacao no pasa nada) y con otras no tenemos tolerancia alguna (si nos manda 50 wassaps cuando salimos con nuestras amigas para saber dónde y con quién estamos no nos lo tomamos como que se interesa por nosotras, sino como un controlador).
Conozco gente que a los 30 y pocos ha vuelto a sentir las mariposas en el estómago...conociendo a su pareja en una reunión en Greenpeace, en una quedada de amigos para hacer senderismo, en una quedada de amigos para ir juntos a la feria, en una fiesta de fin de año...true stories ;)
Me gusta mucho todo lo que dices y lo comparto 100%!
Pues yo eso de cerrar el corazón o ser súper exigente en una relación no se hacerlo jaja. A mis 36 tengo pareja estable y he tenido antes otras, y si me enamoro lo hago incondicional e irracionalmente, así que no me da tiempo a poner pegas, y si las pongo el enamoramiento hace que las pase por alto jaja. Creo que el enamoramiento es lo más bonito que existe, las sensaciones que te hace vivir y que describes genial, son lo mejor, la pena es que no dure nada! jaja. De hecho, siempre he dicho que lo mejor de una relación, para mi al menos, siempre suele ser la "pre-relación", el tonteo previo, el estar pillada por alguien y notar que a ese alguien le gustas, las miraditas etc, pero todo eso se acaba cuando empieza la relación y ya has conseguido a esa persona. Ya se sabe, cuando tenemos algo perdemos interés en ese algo jaja. Cuando la relación es larga, se pasa a otra fase. Mucha gente deja a sus parejas cuando acaba ese estado de enamoramiento buscando volver a sentirlo con otra persona, sin duda lo sentirán de nuevo pero les volverá a pasar lo mismo, que se acabará al cabo de un tiempo aunque estés con el mismísimo Brad Pitt. Es lo que hay, la vida es así jaja. Ah! y por supuesto que se pueden volver a sentir mariposas a los 30 y a los 40 y a los 50 y a todas las edades.
La verdad es que el enamoramiento es genial, como bien dices. Aunque a medida que me hago mayor me cuesta más... No sé si serán las malas experiencias...
Hola Isa! Acabo de conocer tu blog xq he visto que me has seguido en el Twitter.
Yo también soy una treintañera recién llegada y soltera que esta conociendo a un chico y he de reconocer que no es el enamoramiento de los 20 porque ahora tengo claro lo que quiero, no me conformo con cualquiera. También he ganado mucha confianza en mi misma lo que me ha hecho no saltar de brazos en brazos como si cualquiera me valiera.
Es verdad que mi larga relación anterior ha hecho que mi corazón se cierre y no querer que me hagan daño pero si algo he aprendido es que hay que arriesgarse porque sino no sabes lo que puedes perder.
No te preocupes que seguro que hay un chico que te haga sentir otra vez esas mariposas y te haga ilusionarte una vez más
Las treintañeras somos unos bombones!!!!
Muchas gracias por tu comentario!!!! Estoy muy de acuerdo contigo!!!! las treintañeros somos un bombón!!!!
Verdad verdadera. No sé si dejé de creer en el amor, dejé de creer que creo en el amor o si el amor dejó de creer en mí, pero algo pasa. También lo de hacer un cómic bodil siendo soltera no ayuda (debo tener un punto masoquista jajaja). Creo que hemos empezado "tan pronto" en comparación con nuestros padres, que a los 30 ya estamos tocaos del ala y con más heridas que la novia de Chucky. Hay que hacer un autodiagnóstico y curarse una misma para que lleguen los elegidos no extinguidos y solteros, sino volverána a pasar a través de nuestros hilillos de coraçao. Me encanta leerte porque siempre estoy de acuerdo. Muchos besos!!
Isa, siempre te leo y me encantan tus post. éste sobre todo, porque yo estoy en esa fase en la que confundes amor con enamoramiento y para más inri él tiene 21 años y yo 25, por mucho que intente llevarlo con madurez y ser la fría y racional del asunto, resulta que soy yo la pava teenager y él el maduro.
Y sí, independientemente de la edad, se puede caer en las redes del enamoramiento pasada la adolescencia y la veintena también. Te animo a que este verano pongas en practica lo que explicas en el post. Un abrazo
Me soprende que sea él el maduro ;-). No te confundas, aunque parezcan super racionales y pasotas, a la hora de la verdad todo les da miedo y son unos críos. A mí a los 25 también tuve un enamoramiento en plan teenager (fue una locura aunque después el batacazo fue monumental, es decir, la resaca) y una amiga me dijo que mis síntomas eran los de una adolescente, no era normal a los 25 años... En cambio a los 30 todavía no he vuelto a sentir esa locura, supongo que ya he aprendido la lección. Gracias por leer el blog!!!!
Me gusta este planteamiento de las tres posibilidades... No había caído! Aquí está el quid de la cuestión, queremos que lleguen solteros, treintañeros, no extinguidos que valgan la pena!!!! Gracias también por leerme!!!!
Bueno, no estoy para nada de acuerdo en lo que decís, a los 30 si ya no tienes las cosas claras, sobre lo que quieres, quizas deberias parar y aclararte. No todos los hombres somos iguales, al igual que las mujeres, por muy topica que sea la expresion... con el tiempo me he dado cuenta, al menos a titulo personal es que lo que realmente deseas es encontrar la paz con esa persona, el amor es lo unico que crece cuando es compartido, asi que recae en los dos hacer que ese arbol crezca.